domingo, 11 de septiembre de 2011

Sábado, 10 de septiembre de 2011 “No hay ninguna idea que no sea peligrosa, ya que pensar es arriesgarse a entrar a territorios que la mayoría ni siquiera se atreve a imaginar” - Oscar Wilde Cuando tenga acceso a la biblioteca de la UPO, tengo que buscar algo de Zygmunt Bauman, ensayista polaco. De los temas que trata, me interesan la hermenéutica y tanto la modernidad como posmodernidad. Hay una serie de temas, considerados tabú durante un largo periodo de tiempo, que han pasado a estar aceptados por un amplio espectro de la sociedad. Lo que me preocupa es el modo aséptico en que se han asumido, sin ningún tipo de debate o búsqueda de razonamientos reflexivos. El mejor ejemplo es el de la homosexualidad. Se ha pasado de no poder hablar de la homosexualidad, por ser algo ‘degenerado’, a no poder analizar ningún aspecto que la analice, ni desde la antropología ni desde la ciencia. Cuando la eliminación de un tabú pasa por la instauración del tabú opuesto, las cosas andan mal. Dentro de este tema se englobaría también todo lo relativo a lo ‘políticamente correcto’. Establecer una transición desde el Dogma sectario hacia una visión posmoderna (me gusta la definición de García-Trevijano: posmodernidad es una moda cultural extranjera que nadie sabe lo que es filosóficamente hablando, pero todos sabemos qué es a nivel práctico; escepticismo moral, relativismo cultural, lo mismo vale la cultura del diseño de una moda de zapatos que un Goya, porque ‘esto es democracia’) y ultra relativista no es una buena señal. En España, ¿está establecida como ideología la posmodernidad respecto a otros países europeos? Hoy, veo ‘Farenheit 9/11’, de Michael Moore. También sigue la tónica de ‘Bowling for Columbine’. Moore tiene muy interés muy alto en la técnica del miedo utilizada por el gobierno Bush, que ayudó a justificar las acciones militares en Irak o Afganistán. Ashcroft, Cheney, Karzai (asesor de Unocal antes de convertirse en Primer Ministro afgano), incluso el director de Enron, Kenneth Lay, todos tienen intereses en Afganistán (el gasoducto). En la segunda mitad Moore habla mucho de la tragedia de los soldados y sus familiares, intercalado con imágenes de sufrimiento del pueblo iraquí. Halliburton es una de las empresas que más se lucran de la guerra en Irak. Misterious Skin es una película sobre el amor. Sobre el amor, la infancia o la inocencia, y la pederastia (central pero insignificante al lado de los otros argumentos). El personaje principal, interpretado en su versión adulta por Gordon Levitt, es un niño de tendencias homosexuales al que le marca la vida el hecho de que su entrenador de béisbol abusase de él (no sé si ‘abusar’ es el concepto, ya que él lo aceptaba. Pero tiene 8 años, es el más apropiado). He guardado un artículo muy interesante sobre Gore Vidal en mis favoritos del Explorer, sobre sexualidad. Quiero leer algo suyo. Entre otras cosas que defiende Vidal, lo siguiente: ‘A diferencia de la mayoría de los moralistas, que suelen hablar como si a ellos no les incumbiera el tema que están tratando, Vidal no sólo opina sobre sexualidad, sino que presenta su vida —y la de otros escritores— como testimonio. Cuenta que desde muy joven descubrió la fórmula que le permitió tener una prolongada vida feliz: consiste en gozar de la sexualidad sin culpas, es decir, disfrutando a pleno de tantas relaciones sexuales como el cuerpo aguante. Con una única excepción: según él, nunca hay que tener sexo con la persona a la que se quiere (así como tampoco nunca hay que enamorarse de aquellos con los que uno se acuesta). Gore Vidal cree que, si se quiere ser feliz, hay que separar afecto de placer sexual, ya que son incompatibles. Para el autor de Juliano, el apóstata la mayoría de las infelicidades de la vida provienen de olvidar esa sabia demarcación: sexo por un lado y cariño por el otro.’

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